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Salvad la Tierra, aunque sea verdad

Eloy Moreno aborda de forma tangencial en ‘Tierra’, su última novela, el problema de la sostenibilidad desde una frontera catódica que tercia las dudas entre la verdad y  la mentira de lo que vemos. Una suerte orwelliana que sitúa la trama en un viaje a Marte del que participan ocho personas ganadoras de un concurso televisivo y teje la trama en torno al poder del dinero, la capacidad de los que lo poseen, la decisión sobre el futuro del planeta y la que significa elegir entre quedarse o marcharse.

Marcharse a una vida mejor lejos de nuestro hábitat, con una fecha de caducidad que nadie quiere ver. Como quien fuma y sabe que es perjudicial para su salud, como quien no se pone la mascarilla y conoce los riesgos que significa contraer la Covid-19, como quien ve y no quiere ver lo que no le beneficia.

Es en esa tela de araña en la que el escritor castellonense introduce los diferentes roles de paridad que juegan en su novela: la salvadora, el manipulador, la influencer, la doctora, el militar, el club de ricos poderosos, la hacker, el astronauta, la bella, la bestia… Roles que representan una sociedad tergiversada por el qué dirán, por los rumores tremendistas que circulan por las redes sociales, por lo que la televisión quiere que sea aunque no sea, por la manipulación y la capacidad por controlar el binomio estímulo-respuesta en una sociedad que, con todo, deja ángulos muertos de verdad por los que se cuelan las oportunidades de reaccionar.

Un repaso en formato extenso, 544 páginas, de fácil lectura por el estilo propio del escritor, al que gusta trabajar su narrativa en breves píldoras de dos o tres páginas cada una, que agilizan el ejercicio de leer y que alimentan una forma de avanzar con la necesidad de hacerlo, gracias a la inclusión de permanentes incertidumbres muy bien rematadas que animan a avanzar en la lectura.

Con todo, la sostenibilidad es el trayecto que emprende el autor, con un grito solapado del que queda muy poco margen para salvar la Tierra, su biodiversidad y sus especies tal y como las conocemos antes de que dentro de 50 o 100 años sea inhabitable y solo unos pocos puedan permitirse inspeccionar fuera otras formas de vida en colonias humanas de supervivencia interplanetaria.

De fondo, la televisión y el monopolio que, apoyado por las redes sociales, convierte en insostenible el lado más sostenible de la realidad-ficción. ¿Quién se atreve a mover ficha? ¿Quién será el primero o la primera que pida el deseo de la sostenibilidad?